La teoría más aceptada respecto al origen del nombre de la isla hace referencia a “la gran afortunada”. Y realmente es así. Es afortunada por sus maravillosas playas, muchas de ellas perfectas para iniciarte o perfeccionar tu técnica de surf y windsurf. Afortunada también por rincones maravillosos donde el mar está calmo como una balsa de aceite. Si viajas a la isla con niños, les encantará su naturaleza salvaje. ¿Te animas a conocer 10 posibles planes?
Bañarte en la playa de Costa Calma
A veces apetece estar en una playa sin mucha compañía, donde solamente escuches el suave rumor de las olas. Costa Calma, haciéndole honor a su nombre, no defrauda. Más de 10 kilómetros de playa para pasear, donde el viento no se hace presente y sus aguas apenas se mueven.
Pasear por la playa salvaje de Cofete
Ubicada en pleno Parque Natural de Jandía, la playa salvaje de Cofete se abre al Atlántico esplendorosa. A lo largo de sus 12 kilómetros de orilla, la arena cambia del rubio pálido al ocre y las aguas bravas repiquetean con su turquesa. A sus espaldas, las montañas de Jandía, con un mirador perfecto para contemplar la inmensidad del mar.
Descubrir la primera capital de Fuerteventura: Betancuria
El caballero normando Jean de Bethancourt fundó en este lugar, allá por 1404, la primera capital de Fuerteventura y de las Islas Canarias. Alejada del mar para defenderse mejor de los piratas, Betancuria no tuvo suerte: fue arrasada dos siglos más tarde y se tuvo que reconstruir por entero. A día de hoy, perviven las calles adoquinadas y las blancas casas de estilo colonial. Entra en sus iglesias y ermitas y descubre el arte que te espera en sus museos.
Disfrutar de un mar de arena junto al Atlántico
Te lo habrán contado: la diversidad natural de las Islas Canarias es alucinante. Durante tu viaje, verás cómo en pocos kilómetros los paisajes cambian de forma radical. ¡Qué contrastes! Algo así ocurre cuando te diriges al Parque Natural de Corralejo. Poco a poco, dejas atrás las montañas rojizas para adentrarte en un mar de arena blanca inconmensurable: las Dunas de Corrajejo. Y al final, una playa especialmente indicada para los amantes del kitesurf y del windsurf.
Un chapuzón en la mejor playa para niños
Sí, es la tercera de las playas que recomendamos, pero es que las costas de Fuerteventura están llenas de lugares especiales. La playa de La Concha, en El Cotillo, queda protegida del oleaje por un arrecife natural. Los más pequeños podrán chapotear en sus calmadas aguas turquesas y jugar en la blanca arena. Esta localidad del norte de Fuerteventura es famosa también por su oferta de restaurantes donde comer exquisitos y frescos productos del mar.
Tu paladar lo agradecerá
Visita alguna de las queserías que saben darle el mejor sabor a la leche de las cabras de raza autóctona. El exquisito queso majorero (“majo” o “maho” es el nombre de los antiguos pobladores de la isla), la primera Denominación de Origen en España concedida a un queso de cabra, tiene un sabor excepcional, reconocido internacionalmente a través de los numerosos premios obtenidos en distintos certámenes a nivel mundial durante varios años.
Visitar la montaña sagrada
Tindaya es una montaña solitaria, todo un hito en el paisaje llano predominante de Fuerteventura. A 6 kilómetros del mar, en La Oliva, se alzan 400 metros de piedra ocre que tienen un significado especial: Tindaya era una montaña sagrada para los aborígenes de la isla. Más de 300 grabados con forma de pies, similares a los que se encuentran en las zonas bereberes del norte de África. ¿Te animas a contemplar este mágico lugar?
Conocer el origen de la sal
La consumes cada uno de los días de tu vida y este es un buen momento para conocer cómo se elabora. En las Salinas del Carmen y el Museo de la Sal aprenderás todo eso y mucho más, paseando entre las diversas fases de una explotación salinera que tiene más de 400 años.
Un día de playa perfecto en el islote de Lobos
Una última recomendación playera. Si vas en busca de playas espectaculares, no puedes perderte la del Puertito de Lobos y la de La Concha. Ambas son increíbles. Y aunque el islote está deshabitado, podrás disfrutar de una rica comida en su único restaurante. ¡Pero acuérdate de reservar!, pues el número de visitas está restringido para preservar mejor su naturaleza.
Mirar y respirar
Acercarte al “Mirador de los Canarios” al sur de la isla, para disfrutar de la grandeza panorámica de la Playa de Cofete y de las montañas más altas de las isla.